Buscar el Reino de Dios y su justicia es un encargo que Jesús nos dejó en Mateo 6:33. Es una tarea impostergable. Debe ser nuestra prioridad como cristianos. Buscar el Reino no significa pedir beneficios para nosotros, más bien, tiene que ver con dar, o incluso algo mayor, entregarnos a nosotros mismos con el fin de hacer llegar al mundo el mensaje de salvación, justicia y libertad que Jesucristo proclamó.
Ser constructores del Reino implica embarcarse en el gran proyecto de Jesús de hacer de este mundo uno donde el amor, la reconciliación y el perdón sean los ejes fundamentales. Y hoy más que nunca necesitamos actuar de tal modo que podamos demostrar que sí es posible vivir sin odios, sin guerras, sin muertes. Para lograrlo, es preciso hacer algo más de lo que hemos estado haciendo hasta hoy.
No vamos a transformar al mundo solo yendo los domingos al templo. No vamos a lograr mucho solo simulando una vida religiosa. Debemos salir de nuestra comodidad para realizar acciones que se conviertan en testimonios claros de que somos seguidores de Jesús.
Podemos comenzar haciendo acciones a favor de los más vulnerables. O también podemos emprender o participar de actividades misioneras, de evangelización o de acción social. Podemos invertir en la puesta en marcha de proyectos que buscan impactar el mundo con el mensaje del Evangelio.
Busquemos el Reino de Dios y seamos constructores de ese Reino.