La Biblia cumple cuatro propósitos fundamentales:

1. En primer lugar, presenta a Jesucristo como el Salvador y Redentor del mundo, subrayando su importancia como el eje central de las Escrituras. De esta forma, la forma de conocer a Jesús y Su obra, es conociendo las Escrituras. Nuestra fe nunca crecerá a menos que nos alimentemos de las Escrituras. Todo nutriente espiritual, toda vitamina requerida para el alma se halla en las Escrituras. Una persona que no se alimenta de ellas, es una persona espiritualmente desnutrida y por tanto una persona débil que al menor desafío de la existencia terminara enfermo(a). “Desead como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada para que por ella crezcamos para salvación”. Esto nos lleva al siguiente punto.
2. En segundo lugar, narra la historia de la redención a través de Jesucristo, proporcionando un contexto significativo para comprender su obra. Él antecedente, las razones y la motivación de nuestra redención se encuentran en la Biblia. Estábamos perdidos y el tomando la iniciativa envió a Su hijo único para que todo aquel que en Él crea no se perdiera más tuviera vida eterna. No es esta la historia más importante de la vida y de la existencia del ser humano y como fuimos redimidos?
3. En tercer lugar, la Biblia tiene el propósito de equipar al siervo de Dios para realizar
   buenas obras, ofreciendo una guía moral y espiritual. Esto tiene que ver con nosotros los que predicamos el evangelio. De hecho, tiene que ver con todos nosotros, no solo pastores pero también la iglesia pues la responsabilidad de predicar el evangelio es de todos. Él mensaje que predicamos no es el nuestro, más el de nuestro Dios. Las enseñanzas que transmitimos no son nuestras ideas más la idea de Dios y Su amor eterno. No se trata de moralidad ni de modernidad, más se trata de enviar y llevar el mensaje del Seños, estampado en las Escrituras para un mundo en profunda necesidad de Dios y Su mensaje de salvación.
4. Finalmente, la Biblia busca presentar el mensaje de arrepentimiento y fe en Jesucristo al no creyente, invitándolos a una relación transformadora con Él. Nuestro trabajo no es elaborar un nuevo mensaje de salvación. De hecho, no lo hay. “Por cuanto todos hemos pecado y estamos destituidos de la Gloria de Dios”. Por esta razón las Escrituras contienen el mensaje precioso de salvación para nosotros quienes hemos leído y creído a este mensaje de vida. No se trata de convencer a nadie de este mensaje. Se trata de presentar lo que la Biblia dice. No hay otro nombre dado a los hombres en quien podamos ser salvos. Todo aquel que no tiene a Jesús en su vida, necesita este precioso mensaje de salvación. Todo aquel que ya es cristiano, necesita continuar alimentando su vida de este pan de vida.