El propósito de la Palabra – Olga Romero
El propósito de la Palabra de Dios es revelar la vida que se nos ofrece en Cristo. Para los creyentes, la Biblia es un libro inspirado que nos trae la voz de Dios. A veces se le llama la carta de amor de Dios, que nos señala su amor demostrado por Jesucristo en la cruz. Entonces la biblia tiene un propósito divino: llevar a la gente a Jesús. El apóstol Pablo llama a la Palabra de Dios “la espada del Espíritu” (Efesios 6:17) y en el libro de Hebreos 4:12 el autor dice: “La Palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.
La Palabra de Dios es la única capaz de romper toda clase de barreras en el alma, para que Dios a través de su Santo Espíritu pueda confrontarnos en intimidad, de manera drástica, pero con mucho amor, mostrándonos nuestras debilidades humanas, nuestras más profundas intenciones, nuestros errores y fallas, para poder corregirlos. La misma Biblia dice que Dios conoce el corazón y todo lo que tenemos dentro de él, pero nosotros no, o por lo menos queremos no reconocerlo hasta que somos realmente confrontados por Dios mediante su Santa Palabra.
La Palabra nos pone frente a Dios desnudos, sin justificación, sin palabras, haciéndonos responsables de nuestros actos frente a Él, (Romanos 3:19), tocando el corazón hasta lo más profundo y haciéndonos reconocer nuestra iniquidad ante la perfecta santidad del Creador. La Palabra inspirada por Dios, además de confrontarnos nos corrige, nos enseña y nos instruye en los caminos del Padre a fin de que seamos perfectos y de prepararnos para ser testimonio de Jesucristo nuestro Salvador, ante el mundo (2 Timoteo 3:16-17).
Dice el salmista que la Palabra es “lámpara para sus pasos, luz en su sendero” (Salmos: 119, 105). Siempre tiene un mensaje para iluminar nuestra situación actual, siempre tiene algo pertinente que decirnos; a veces nos consuela, a veces nos exhorta, a veces nos tranquiliza, a veces nos inquieta y nos sacude, pero podemos tener la certeza de que siempre nos da lo que nuestra alma necesita. Aprovechemos el tiempo para leerla, saborearla, meditarla, permitamos que sea lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro sendero.